Cómo Funciona el SEO

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Cómo Funciona el SEO

Si eres emprendedor, aunque existen cientos de actividades profesionales que no necesitan una, (un café-bar en el barrio, una droguería, un contable, un conductor, etc.), lo más probable es que quieras tener tu propia web.

Hay razones por las que, en general, no deberías hacerte tu propia web, y por las que también deberías ser especialmente cuidadoso al elegir un profesional para que lo haga por ti y una de ellas es cómo funciona el SEO.

En mi web insisto hasta la saciedad en que “hacerse una web” no es simplemente adquirir un dominio, alojamiento y escribir algo de contenido, aunque sea mucho. Si desconoces cómo funciona el SEO, te dará igual tener web que no. Te servirá solamente para decir a tus conocidos que tienes una web. Por eso siempre insisto en que esto deberías dejárselo a un profesional, te costará al final mucho menos tiempo, esfuerzo y, seguramente, dinero.

Tener una web y ya está es como tener una tienda en medio del desierto. Aunque estéticamente sea fantástica, aunque el producto o servicio sea el mejor del mundo, aunque el contenido sea formidable, nadie la conoce, más que quizá los amigos, familia y algunos contactos.

Imagina que tu web es tu furgoneta. Y que tu furgoneta es una herramienta muy importante para tu negocio. Un día un mecánico prueba tu furgoneta y detecta algunos fallos en su funcionamiento, simplemente con montarse contigo para hacer un corto recorrido. Seguramente no querrás ignorar esos fallos. Puede que los ignores o trates de repararlos tú mismo porque crees que sabes cómo funciona el SEO, pero finalmente tendrás que llevar la furgoneta al taller, habiendo empeorado aún más el estado del vehículo, que conllevará más reparación y más gasto. Después de todo, tú no eres mecánico ¿por qué ibas a tener que saber reparar tu furgoneta? Pues lo mismo ocurre con tu negocio digital. Normalmente lo adquieres nuevo de paquete, funcional al 100% e incluso con extras, pero también es cierto que un diseñador no suele saber cómo funciona el SEO, así que seguramente tarde o temprano, si quieres visibilidad en tu web, tendrás que llevarla al taller.

Suele, sin embargo, ocurrir lo contrario. Como es sumamente fácil hacerse una web e incluso creemos que gestionarla también lo es, vamos y creamos nuestra web, leemos unas cuantas cosas sobre marketing online, cómo funciona el SEO, sobre redes sociales, escribimos unos cuantos posts al mes, y ya con eso, pensamos que estamos posicionándola. (Bueno, esto, quienes saben que hay que posicionarla. La mayoría cree que con tenerla ya les llegarán montones de visitas. Imposible).

…hoy día, lo de hacerse una web está sobrevalorado y sobredemocratizado

Tener una web y ya está es como tener una tienda en medio del desierto. Aunque estéticamente sea fantástica, aunque el producto o servicio sea el mejor del mundo, aunque el contenido sea formidable, nadie la conoce, más que quizá los amigos, familia y algunos contactos. En el desierto, casi nadie pasará por allí. Entonces, ¿qué sentido tiene tenerla? Si la quieres solamente como una referencia, cuando das por ahí tus tarjetas de visita, genial. Hay profesionales que solo tienen una web para subir su propio portfolio (fotógrafos, modelos, etc.) sin embargo, la mayoría de la gente que decide poner su negocio en internet, lo hace con el fin, en última instancia, de obtener clientes, tráfico o al menos público, ¿no?

Popularización de «hacerse la web» y «SEO»

Por eso, es absurdo que te hagas tu propia web y te leas cuatro posts sobre posicionamiento web, porque no profundizarás en cómo funciona el SEO. Nunca llegarás a posicionar tu web correctamente y encima te costará un esfuerzo tremendo. Hacer SEO es un trabajo de 40+ horas a la semana. Lo que pasa es que hoy día, lo de hacerse una web está sobrevalorado y sobredemocratizado, ambas cosas.

Sobrevalorado porque como se oye a mucha gente decir que se ha hecho su propia web y es súper fácil y es súper económico, pensamos que el valor de tener una web está en hacerla nosotros mismos, no en que sea una web funcional y eficiente.

Y sobredemocratizado, porque, gracias a lo anterior, todo el que se pone, se hace su propia web, es que ¡es cierto que es súper fácil! Y como todo el mundo se la puede hacer, es capaz de hacerla, se tiene la impresión de que se trata de “hacer la web” y ya está. Y nada más lejos de la realidad. Si quieres que tu web “llegue” a algún sitio, o bien te pasas años aprendiendo cómo configurarla, posicionarla y mejorarla día a día o encargas el diseño web, gestión y posicionamiento a los profesionales correspondientes a cada una de estas actividades.

Es cierto que cuando te planteas o pones en marcha un pequeño negocio, toda inversión que te puedas ahorrar te parece poca. Incluso voy más allá, toda inversión te parece un gasto. Muy al contrario, tienes que aprender a distinguir entre gasto e inversión. Un gasto no suele tener retorno, mientras que una inversión sí lo tiene.

Piensa en tu web como la mayor inversión online que puedes hacer. Después analiza si quieres realizar esa inversión en tiempo, esfuerzo y dinero o solamente en dinero. La primera opción, a menos que quieras pasar meses y meses de “estudio” y formación (autodidacta o no), no te garantiza el éxito y buen funcionamiento de tu principal herramienta online. La segunda opción, pese a no ser garantía segura, es mucho más probable. Te recomiendo que sopeses si quieres realizar la inversión antes, a través de uno o varios profesionales, o después, cuando será mayor porque habrá que corregir cientos de errores o empezar de cero.

Pensamos que el valor de tener una web está en hacerla nosotros mismos, no en que sea una web funcional y eficiente.

Esta popularización de hacerse uno mismo la web ocurre desde hace unos pocos años porque realmente es bastante fácil adquirir un dominio y alojamiento en cualquier empresa dedicada a ello, después instalarte WordPress, por ejemplo, y ponerte a construir un sitio. Añadir las páginas, imágenes, entradas, etc., es tan fácil; empezar a buscar información sobre posicionamiento y marketing online en la red es tan fácil; en general, parece todo tan fácil, que la mayoría piensa que con esto basta. Sin embargo, cuando un experto se pone a auditar esa web, resulta ser un desastre tanto en configuración como en estructura. Así es imposible posicionar nada. Y si tu web no está bien posicionada, de poco te sirve tenerla. Es como tener el coche encerrado y averiado en un garaje.

Quienes entendemos de SEO y marketing online sabemos que no es cuestión solamente de escribir docenas de posts con palabras clave, o cuestión de poner mucho contenido.

El SEO es como un ser humano, cambia constantemente, evoluciona de un día para otro y lo que ayer valía, hoy ya no vale. Pero para saber todo esto tienes que estar muy actualizado. Y al fin y al cabo, seguramente tú quieres dedicarte a tu especialidad y a tu producto, no a malgastar cientos y cientos de horas en el posicionamiento de tu web. Deja eso a los expertos y no te arrepentirás.

Cómo funciona el SEO

Si aun con todo lo dicho, sigues queriendo saber cómo funciona el SEO, oye, pues también te felicito, porque eso demuestra determinación, inquietud, curiosidad y ganas de saber!

El SEO, básicamente, funciona a través de algoritmos, es decir, operaciones matemáticas que toman en cuenta miles de factores distintos. Cada una de esas operaciones está “programada” para dar una importancia u otra a tales factores. (En el siguiente post te cuento más en detalle sobre una de las últimas actualizaciones del algoritmo de Google).

Así, por ejemplo, al principio de los tiempos del SEO, o posicionamiento orgánico, uno de los factores más importantes era el dominio. Cuanto más se asemejase el dominio a la palabra clave, más importancia adquiría el dominio en cuestión. Si no solo era muy aproximado sino exacto, entonces ya era la bomba (este factor se denomina EDN Exact Domain Name).

Igualmente, al principio de los tiempos, era muy importante la llamada densidad de palabras clave, cuantas más veces se repitieran las palabras clave en el contenido del sitio, más importancia le daban estas operaciones matemáticas, fueran de Google, de Yahoo, de AskJeeves etc.

Otra forma que la gente que sabía cómo funciona el SEO para posicionar era conseguir muchos, muchos, muchos backlinks. De hecho surgieron incluso “granjas” de backlinks a quienes podías comprarles cientos y miles de enlaces entrantes a tu web. Los backlinks siguen siendo un factor fundamental en tu estrategia de posicionamiento web pero si Google detecta que tu estrategia de linkbuilding (conseguir backlinks) o tus enlaces HTML entrantes no son naturales, puedes resultar penalizado.

También cabe resaltar que, al principio de los tiempos del SEO, el número de factores y por tanto de operaciones matemáticas era, por decir algo, de una milésima parte de lo que es hoy. Es decir, había un número muy limitado de cosas que los motores de búsqueda tenían en cuenta, como los dos que he mencionado y unos cuantos más.

Esto generó lo que se llama el black-hat SEO. Es decir, técnicas o estrategias un tanto “indecorosas” para lograr un buen posicionamiento en los buscadores. Técnicas como atiborrar los contenidos de texto de palabras clave a diestro y siniestro, a veces sin sentido, o incluso ocultas. Esto era muy molesto y seguramente, si en los 90 usabas internet, recordarás textos plagados de palabras que se repetían hasta la saciedad, en negrita, subrayadas y que te hacían pensar: “Qué tío más pesado! Por qué repite tantas veces la misma palabra!”. Pues era por esto.

Como entonces era relativamente fácil “engañar” con este tipo de técnicas black-hat a los buscadores, estos tuvieron que empezar a buscar formas de dificultar tales prácticas y desarrollar cada vez más complejos algoritmos, y más frecuentes. Además empezaron a penalizar estas estrategias de dudosa reputación, penalizando a las webs que las contenían o llevaban a cabo.

Así, poco a poco, el número de factores relevantes para hacer SEO se multiplicó exponencialmente hasta, hoy día, ser más de 200, que seguramente están definidos por miles y miles de distintas operaciones matemáticas. Es importante el dofollow, el nofollow, G+, las redes sociales, el linkbuilding y los backlinks, el SEO on-page y el SEO off-page, en fin, la lista es interminable…

Y lo “malo” no es que sea interminable. Lo “malo” es que además de interminable, es dinámica, como decía al principio. Evoluciona y cambia constantemente. Si hoy Google le da una importancia máxima al contenido y los backlinks, quién sabe lo que pensará mañana. Google y los que hacemos SEO de nuestras webs o de webs ajenas, estamos siempre como el perro y el gato.

Parte de este post está basado en uno de los capítulos del libro «Rompe tu cascarón – Manual de Coaching para Emprendedores«

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